domingo, 30 de noviembre de 2008

Barroco. La plaza mayor de Madrid

Con la llegada del Barroco a España aparecieron arquitectos que hicieron de nuestras ciudades lugares donde podemos encontrar grandes y majestuosos edificios muy importantes entonces y muy importantes ahora, como la Plaza Mayor de Madrid.

Su origen se remonta al siglo XV, conociéndose entonces como Plaza Arrabal, pero con el traslado de la corte de Felipe II a Madrid se decidió su remodelación iniciada por Juan Herrera y finalizada por Juan Gómez de Mora en 1619.

Sufrió tres incendios en su historia siendo sus reconstructores Juan Gómez de Mora, Tomás Román y Juan de Villanueva. Es una plaza porticada de planta rectangular completamente cerrada con edificios de 3 plantas, con 237 balcones que dan a la plaza.
Tiene nueve puertas de acceso, de las cuales la más importante es la del Arco de Cuchilleros, y dos edificios importantes: La Casa de la Panadería y la Casa de la Carnicería.

En la parte superior centrada de La Casa de la Panadería encontramos un escudo de España con las armas de tiempos de Carlos II, compuesto por las armas de Castilla y León, en el 1er cuadrante; de Aragón y Sicilia, en el segundo; de Austria y la Borgoña moderna, en el tercero; las de Borgoña Antigua y Bravante, en el 4º; las de Flandes y las de Tirol en el escusón de abajo y el símbolo de Granada en el centro del escudo.

En el centro de la plaza se sitúa la famosa estatua ecuestre de Felipe II, regalo del entonces Gran Duque de Florencia. También encontramos dos placas conmemorativas de cuando el reinado de Felipe III y el reinado de Carlos II.
Desde el principio se usó como mercado de la villa y escenario de actos públicos, siendo el lugar con mayor numero de fantasmas por metro cuadrado. Teniendo lugar en ella espectáculos festivos y populares, como las corridas de toros, fue testigo de todo tipo de delitos, desde la hechicería a los asesinatos; sin olvidar los autos de fe, espíritus y demonios pertenecientes a leyendas, ya que hasta fines del siglo XVIII fue punto de llegada del cruel viaje sin retorno hacia la horca, el
garrote vil o la hoguera.



Auto de fe, pintado por Francisco Ricci en 1683. Una escena en la Plaza Mayor durante la Inquisición española.

1 comentario:

Jose L dijo...

Muy buena entrada.